¿Cuántas veces nos hemos dicho, cuándo tenga cual o tal cosa seré feliz? ¿Cuántas veces hemos puesto a una persona como centro de nuestra felicidad?
O qué estamos esperando a tener novio/a, a terminar la carrera, a llegar a algún puesto en nuestro trabajo. Pero cuando pasa eso, sí, tenemos un periodo de felicidad, pero es efímero. Es decir nos damos cuenta que no era del todo lo que queríamos, que seguimos sintiendo ese vacio, y nos ponemos otra “meta” de decir, cuándo tenga cual, cuando llegue a este nivel, y así sucesivamente.
De lo que nos tenemos que dar cuenta, es que la felicidad no está allá afuera, no está en las personas que nos rodean, no está en las cosas materiales, ni en los logros que alcanzamos. No digo que esto no nos pone feliz, pero es poco lo que contribuye.
Realmente la felicidad se encuentra dentro de nosotros. Somos quienes decidimos hacer de la felicidad una forma de vida. Porque cuando decidimos decirle sí a Jesús, sí te amo, sí te sirvo, sí te sigo, es cuando la felicidad se alojará en nuestra vida y no saldrá.
Esto no quiere decir que no vamos a sufrir, ni llorar, ni pasar momentos tristes. Sino por el contrario que sabremos disfrutarlos, ¿por qué? Porque aprenderemos de ellos y disfrutaremos de una manera más plena cuando ese momento pase y la alegría regrese de manera descomunal a nuestra vida.
Aunque suene un poco trillado, hay que detenernos un momento de nuestra día, mirar la creación, apreciar los detalles que hay en una flor, en las figuras de las nubes, en los cielos y noches que Dios pinta con sus acuarelas, en la risa de un pequeño, en el canto de los pajarillos, en la sombra de un árbol, en el sabor de una fruta. Y podremos darnos cuenta del gran amor que el Padre nos tiene por darnos esos regalos día con día, que aunque a veces los pasamos por alto, ni nos detenemos a observar por estar embelesados pensando en lo que nos aqueja, en lo que nos falta.
Date cuenta que tu felicidad, está en Él, en aquel que dio la vida por ti, aquel que crea y te da todo lo que necesitas, aquel que te ayuda a vivir en plenitud.
Porque en el momento en el que dejes de buscar la felicidad, cuando dejes que ella te alcance por medio de aquel que te ama al infinito y más allá xD, tú vida tendrá sentido y encontrarás la felicidad que en la creación se puede sentir, que ella es sólo una “probadita” de la felicidad que tendremos si alcanzamos la vida eterna.
Ya no la busques en amigos, en familiares, en tu pareja, ni en tu escuela o trabajo, búscala en tu corazón y te darás cuenta que desde años estaba esperando a que la miraras para que ella te sonría y puedan convivir como uno que son.
Porque Jesús, en él, por él y a causa de él podemos encontrar nuestra alegría, nuestro gozo y la felicidad que esa, esa no es efímera.
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